Enhorabuena, Bea, por tus posts.
Este síndrome puede estar causado por recibir una educación basada en la alabanza y los premios por la consecución de los resultados, sin valoración del esfuerzo y creando la necesidad de aprobación externa, en un entorno de crítica y competición.
Como alternativa para conseguir tener un buen autoconcepto y autoestima apostaría por una motivación intrínseca dirigida al proceso de capacitación y aprendizaje, permitiendo el error, como progreso y evidencia de que lo estamos intentando, aprendiendo y mejorando (sin compararnos con los demás). Como padres, no elogiemos en vano, si no alentemos desde pequeños, demostrando que siempre estaremos ahí, fomentando un ambiente de respeto y de apoyo. Así lidiaremos mejor todos con nuestros fracasos y nos sabremos merecedores de los logros alcanzados.
Enhorabuena Beatriz por tus posts, y por tu estupendo desempeño.
Es cierto que el no vernos capaces nos limita, y a veces es un problema de educación pero también de experiencias a lo largo del camino; tantas veces un fracaso, se sobredimensiona, y deja a la persona en una posición muy por debajo de su potencial; por eso es bueno fallar mucho, pronto y aprender a sobreponerse; porque el hecho de exponerse se ve cómo algo natural en el camino de alcanzar una meta, sin tener una expectativa muy alta, que puede coartarnos en nuestra evolución, en caso de errar.
Creo que ayuda mucho también rodearse de personas positivas, que creen en nosotros y en nuestras capacidades, que alientan nuestro progreso, y que empatizan.
Sabiendo tanto ó más importante el esfuerzo realizado, nuestra evolución y mejora, que el resultado obtenido.
Enhorabuena, Bea, por tus posts.
Este síndrome puede estar causado por recibir una educación basada en la alabanza y los premios por la consecución de los resultados, sin valoración del esfuerzo y creando la necesidad de aprobación externa, en un entorno de crítica y competición.
Como alternativa para conseguir tener un buen autoconcepto y autoestima apostaría por una motivación intrínseca dirigida al proceso de capacitación y aprendizaje, permitiendo el error, como progreso y evidencia de que lo estamos intentando, aprendiendo y mejorando (sin compararnos con los demás). Como padres, no elogiemos en vano, si no alentemos desde pequeños, demostrando que siempre estaremos ahí, fomentando un ambiente de respeto y de apoyo. Así lidiaremos mejor todos con nuestros fracasos y nos sabremos merecedores de los logros alcanzados.
Enhorabuena Beatriz por tus posts, y por tu estupendo desempeño.
Es cierto que el no vernos capaces nos limita, y a veces es un problema de educación pero también de experiencias a lo largo del camino; tantas veces un fracaso, se sobredimensiona, y deja a la persona en una posición muy por debajo de su potencial; por eso es bueno fallar mucho, pronto y aprender a sobreponerse; porque el hecho de exponerse se ve cómo algo natural en el camino de alcanzar una meta, sin tener una expectativa muy alta, que puede coartarnos en nuestra evolución, en caso de errar.
Creo que ayuda mucho también rodearse de personas positivas, que creen en nosotros y en nuestras capacidades, que alientan nuestro progreso, y que empatizan.
Sabiendo tanto ó más importante el esfuerzo realizado, nuestra evolución y mejora, que el resultado obtenido.